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LA DOLOROSA PÉRDIDA DE UNA MASCOTA


Algunos creen en la reencarnación, otros en la resurrección del alma y están los convencidos de que la vida se acaba aquí en la Tierra, con la última respiración.

Los animales al morir, al igual que los humanos, se desprenden del cuerpo físico para convertirse en un cuerpo etérico y unirse al reino espiritual; se dice que permanecen un tiempo en nuestra realidad, antes de desprenderse del cuerpo etérico, y ya en el reino espiritual se reúnen con sus seres queridos, familiares y amos.


Algo sobre la muerte:

Rigor mortis

Como tu corazón deja de latir, tu sangre deja de circular, se espesa y se coagula. Al dejar de circular, comienza a acomodarse por el peso de la gravedad en un proceso conocido como livor mortis o lividez post mórtem, esto dura entre 36 y 48 horas.

Los egipcios, cuando morían sus mascotas, las momificaban para ser enterradas junto con sus amos, esto aseguraba que el dueño y el animal que él quería (gato, perro, mono), siguieran gozando de mutua compañía en el más allá.


Aunque muchas personas aseguran haber visto, escuchado o sentido a sus mascotas después de la muerte, ellas no permanecen siempre a nuestro alrededor. Los animales, al igual que los seres humanos, realizan la transición al más allá. Dicen los expertos que los animales se manifiestan como orbes (circunferencias) de luz, o como eran en la vida real, con su aroma, sus sonidos, o solamente podemos sentirlos recostados a nuestro lado o corriendo junto a nosotros, como solían hacerlos en vida.


Cuándo mueren aún se quedan para recoger "sus pasitos" con nosotros, se dice que entre 10 a 40 días, en ese tiempo tenemos que verlos manifestándose y podemos decirles aún todo lo que sentimos por ellos.


AQUI te dejamos un carta muy emotiva


En honor a nuestras queridas mascotas que partieron, un lugar para recordar a es@ compañer@, para compartir con todos la perdida y el amor por ellas.


UNA CARTA QUE EL TE DEJA:

No llores por mi...


Me has dado un hogar donde cobijarme, me has proporcionado alimento y sobre todo, me has dado tu amor y tu compañia. Lo ultimo que querria es verte sufrir por mi.


Ahora que no estoy contigo, no quiero verte triste. Deseo que cuando pienses en mi sonrias, pues asi sabre que mi recuerdo te hace feliz.

Quiero que recuerdes los buenos momentos que compartiamos, nuestras muestras de cariño, nuestros juegos... y si alguna vez te defraude, o me porte mal, perdoname...


Y, por favor, no tires mis juguetes, ni mi cama, ni mis cosas, porque en este mundo hay muchos otros colegas que viven en soledad, tristes y sin cariño...muchos que darian su vida por compartir la tuya.

No, no lo digas, no digas que no quieres tener mas animales...eso me hace pensar que el tiempo que estuve contigo no te hice feliz.


Por favor, que mi muerte no sea en vano, que sirva para que otro tenga la suerte de poder vivir y conocer lo maravillosa que es tu amistad, que conozca la verdadera "vida de perro", que descubra el cariño.


No estes triste... Yo no lo estoy, porque se que guardas ese rinconcito especial para mi en tu corazon...





QUE HACER TRAS LA PÉRDIDA..... LAS FASES DEL DUELO

Aquellas personas que han perdido un perro querido, me entenderán perfectamente al leer esto. Se hace necesario hablar de nuestro animal y de cómo nos sentimos por su ausencia con aquellos que sepan entendernos. Será precisamente durante estos días, especialmente duros, cuando cada uno debe afrontar, a su manera, la pérdida. Son días amargos pero que, a la larga, debemos atravesar pues se hace necesario asimilar la marcha de un ser querido como ha sido nuestro perro.


Llega el momento de superar las diferentes fases del duelo. En realidad, se trata de un proceso de ajuste emocional, tras de la pérdida de un ser querido, durante el cual, diversas emociones compiten entre sí. Tiene diferentes etapas que pueden explicarse separadamente pero que, casi nunca se presentan de un modo ordenado. Pueden solaparse y mezclarse entre sí, pero, para completar el proceso de asimilación, hay que experimentarlas todas.


Seguramente habrá días mejores o peores, y, a veces, lo que se creía superado se vuelve a sentir. Hay muchas clasificaciones pero, me quedo con esta (basada en el modelo Kübler-Ross) que es con la que más me identifico


La Negación

La negación es la primera etapa de duelo, se produce cuando nos negamos rotundamente a aceptar la pérdida. No quieres creer lo que ha pasado. No crees que nunca volverá.


El Enfado

Con uno mismo o con los demás. Es la ira, rabia, cólera, furor y coraje que sentimos cuando sabemos que sí ha ocurrido, que sí es verdad, que ha muerto nuestro ser querido.


La Negociación

La negociación es la etapa en que intentamos hacer algún tipo de trato, pacto o acuerdo de alguna manera. Después de la muerte, se va hacia atrás y se analiza la situación y el qué hubiera pasado si las circunstancias hubieran cambiado. Todas las personas nos preguntamos en estos momentos qué hubiera pasado de hacer esto o lo otro….


La Depresión

En esta etapa, las personas nos sentimos angustiadas, miedosas, afligidas, a menudo lloramos y, en cierta manera, nos sentimos culpables o arrepentidas. Empezamos a darnos cuenta de que la pérdida es irrevocable, y que debemos continuar viviendo, sin la presencia de algo tan importante en nuestras vidas.


La Aceptación

La aceptación es cuando de nuevo nos sentimos preparados para aceptar el hecho de la muerte de nuestro amigo de cuatro patas. Somos conscientes de que nunca más volverá y retomamos nuevamente nuestras vidas de un modo más tranquilo. Esto no significa que dejemos de pensar en ellos (pues siempre nos acompañarán en nuestros pensamientos), sino que podemos seguir adelante aceptando el hecho de que nunca más estarán a nuestro lado.





Aprendiendo a superar la tristeza


En estos momentos, es necesario tener la oportunidad de estar triste y la libertad de manifestarlo con la familia y amigos de confianza. Este paso no es sencillo, pero es esencial para encarar la muerte del animal de la mejor forma posible.


La amargura no debería ser el único sentimiento ante el recuerdo de nuestro perro. En estos momentos tristes, es bueno recuperar los momentos compartidos con el can e intentar quedarnos con esa sensación agradable.




Algunos consejos sencillos que pueden ayudarnos a afrontar de la forma más positiva posible, la pérdida de nuestro perro son:


Siéntete libre para llorar


Las lágrimas expresan el dolor que sentimos y ayudan a liberar la angustia interior. Es normal echar de menos al ser querido y admitirlo es el primer paso para afrontar la pérdida.


Nunca te culpes porque se haya ido


Es algo frecuente, sobre todo, ante situaciones de pérdidas traumáticas y repentinas como las sucedidas a consecuencia de un accidente o de una enfermedad relámpago.


Que afloren estos sentimientos es algo normal, puesto que nos sentimos responsables del bienestar de nuestro animal y no entendemos cómo ha podido suceder. En cualquiera de los casos, nuestro amigo se ha ido para siempre y no tiene sentido buscar culpables.


Cuando los buenos recuerdos ganan terreno al dolor


Los recuerdos agradables han sido muchos y los buenos momentos compartidos estarán ahí siempre. Con el tiempo, la sensación gris desaparece, dejando paso la calma que produce la memoria tranquila de nuestro amigo peludo.




Cosas que no debemos perder de vista


• El impacto que causa la muerte del compañero canino, puede llegar a ser tan intenso como el que sentimos cuando se pierde a un familiar querido.


• Es necesario tener la oportunidad de estar triste, incluso de llorar, si es preciso, y la confianza para manifestarlo ante la familia y los amigos.


• La sensación de culpa es normal y debemos asimilarla como parte del proceso de superación del fallecimiento del perro.


• La paciencia es una buena aliada: El tiempo y recuerdo de los buenos momentos compartidos con el perro, ayudan a asimilar la pérdida.


• El dolor que produce la muerte de un animal querido puede ser intenso y duradero pero, antes o después, remite.



Que podemos hacer para superar el dolor


• Pon palabras a tu despedida.


Escribir una carta dedicada al perro perdido, ayuda a ordenar ideas y a expresar sentimientos. En unas cuantas palabras se puede recoger el laberinto de sentimientos que atravesamos y agradecer a nuestro can, el tiempo que nos ha dedicado y todo lo que ha aportado en nuestra vida.


• Preparar algo para recordarlo en el futuro, puede ser una buena forma de empezar a asumir la pérdida.


En función de nuestra ideología y presupuesto, podemos celebrar una pequeña ceremonia de despedida. Hay cementerios de animales que nos pueden ayudar con esta tarea e, incluso hay páginas web, para recordar a nuestro peludo por siempre. Esta acción tiene la triple función de calmar el dolor inicial, desahogarte ante la familia y amigos cercanos y despedirte de tu amigo, diciéndole de una forma especial lo que ha supuesto el tiempo que habéis compartido.


• Aprender a convivir con las rutinas:


El tiempo que habéis compartido estaba lleno de horarios y rutinas que ahora se pueden volver una pesada carga. Es recomendable conservar, al menos por un tiempo, esos hábitos. Sal y pasea; Sonríe a los que han sido compañeros de parque de tu perro y disfruta de los lugares que recorrías con él, mientras recuerdas todo lo que habéis compartido, el tiempo que pasasteis juntos, los juegos, las risas y los buenos momentos. Poco a poco, podrás ir sustituyendo rutinas por otras actividades que te resulten agradables porque es importante seguir adelante con la sensación de poder recordar a nuestro perro siempre que sintamos la necesidad, pero siempre con una sonrisa en los labios porque hemos sido capaces de aprender a vivir sin su presencia..


• Es insustituible.


Nunca adoptes un perro para reemplazar al desaparecido. Las comparaciones son odiosas y es difícil apreciar al nuevo animal tal y como es, cuando nos dedicamos a intentar reconocer en él al perro que ya no está. Cada uno es único, con una personalidad diferente y una forma de comportarse particular. Tómate tu tiempo antes de dar el paso. Una vez hayas aceptado la muerte de tu perro, entonces estarás preparado para adoptar otro y darle todo ese cariño que sientes por estos animales.


La pérdida de nuestro perro es un momento difícil, sin duda, pero no debemos perder de vista que, con el paso del tiempo, los recuerdos se convierten en algo agradable y se disipa el dolor. El tiempo que nos ha regalado el animal es algo que valoraremos aún más y debemos tener presente que siempre ha sido y será un miembro querido y recordado de la familia. No hay un período establecido para que la pena remita, pero lo que es seguro es que lo hará.


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